El
impacto de las variaciones en el genotipo puede verse comparando
diferentes especies. Por ejemplo, los genes del chimpancé y los del ser
humano se parecen en un 99.4%; y casi la totalidad de los del ratón
también se corresponden. Esto muestra como genomas con tan poca
diferencia pueden producir fenotipos muy diferentes. Esto se debe a las
diferencias en la expresión génica, es decir, a qué genes se activan.
Según indicios científicos, todas las especies derivan de un único
organismo simple que existió en un tiempo remoto. Cada nueva especie
derivada ha conservado una parte del ADN de sus predecesores. Este
proceso se conoce como evolución y se produce como resultado de tres
mecanismos: mutaciones genéticas, selección natural y deriva genética.
La selección natural es el fenómeno por el cual las especies que
transmiten los cambios que aumentan su probabilidad de supervivencia se
adaptan mejor a los cambios. Cuando las mutaciones se producen en los gametos
(óvulos y
espermatozoides), los cambios derivados serán heredados por la siguiente
generación. Con el paso de las generaciones, una mutación puede
convertirse en el modelo predominante. De hecho, dado el tiempo
suficiente, la acumulación de mutaciones puede llevar al desarrollo de
una nueva especie.
La deriva genética se produce cuando los
miembros de una especie se separan en poblaciones diferentes. Por
ejemplo, si parte de una especie animal decide emigrar debido a la falta
de alimento en la región pero la otra parte se queda. Si ambas no
mantienen contacto durante el tiempo suficiente, los alelos que
desarrollará cada grupo serán diferentes, lo cual llevará a cada parte a
evolucionar en una línea diferente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario