viernes, 4 de enero de 2013

La evolución

El impacto de las variaciones en el genotipo puede verse comparando diferentes especies. Por ejemplo, los genes del chimpancé y los del ser humano se parecen en un 99.4%; y casi la totalidad de los del ratón también se corresponden. Esto muestra como genomas con tan poca diferencia pueden producir fenotipos muy diferentes. Esto se debe a las diferencias en la expresión génica, es decir, a qué genes se activan.
     Según indicios científicos, todas las especies derivan de un único organismo simple que existió en un tiempo remoto. Cada nueva especie derivada ha conservado una parte del ADN de sus predecesores. Este proceso se conoce como evolución y se produce como resultado de tres mecanismos: mutaciones genéticas, selección natural y deriva genética.
     La selección natural es el fenómeno por el cual las especies que transmiten los cambios que aumentan su probabilidad de supervivencia se adaptan mejor a los cambios. Cuando las mutaciones se producen en los gametos (óvulos y espermatozoides), los cambios derivados serán heredados por la siguiente generación. Con el paso de las generaciones, una mutación puede convertirse en el modelo predominante. De hecho, dado el tiempo suficiente, la acumulación de mutaciones puede llevar al desarrollo de una nueva especie.
     La deriva genética se produce cuando los miembros de una especie se separan en poblaciones diferentes. Por ejemplo, si parte de una especie animal decide emigrar debido a la falta de alimento en la región pero la otra parte se queda. Si ambas no mantienen contacto durante el tiempo suficiente, los alelos que desarrollará cada grupo serán diferentes, lo cual llevará a cada parte a evolucionar en una línea diferente.

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