Un
gen es un fragmento de ADN que cumple una función específica.
Básicamente, los genes contienen la información para llevar a cabo los
complejos procesos que las células tienen que seguir para crear
proteínas. Se diferencian entre ellos por su longitud y por el orden y
la composición de las bases a lo largo de ésta. Técnicamente se habla de
secuencia de bases para referirse a la longitud del gen y de secuenciación para el orden exacto de las bases.
Un gen humano tiene una longitud media de unas 3.000 bases y el genoma
humano tiene entre 20.000 y 25.000 genes. Sin embargo, los genes
constituyen menos del 5% del material genómico total. El resto son
secuencias de las cuales, en gran cantidad, todavía no se conoce la
función. Esta falta de conocimiento llevó a muchos expertos a concluir
que simplemente no tenían función y lo bautizaron como ADN basura.
No obstante, cada vez aprendemos más sobre estas secuencias y todo
apunta a que no tienen nada de basura precisamente. Por ejemplo, se ha
descubierto que muchas de esas secuencias están implicadas en la
regulación de la expresión de los genes.
Los genes
indican a las células cómo fabricar las proteínas que desarrollan la
estructura y la funcionalidad de las mismas células para cumplir su
propósito. Simplificando con un ejemplo, las células de pelo crean las
proteínas que las convertirán en pelo, las de hueso crean las que las
convertirán en hueso, etc. Las proteínas también realizan otras
funciones como ayudar en el transporte de material entre células,
facilitando la comunicación entre ellas.
Todas las células
contienen la misma información genética, pero en cada una sólo se
expresan los genes apropiados. Concretamente, en cada célula se expresa
aproximadamente el 5% de sus genes, los apropiados para las funciones
que la célula debe cumplir. Por ejemplo, las células de un riñón deben
realizar una serie de procesos y producir unas sustancias diferentes a
las de las células del cerebro, por lo que los genes que se expresan en
cada órgano son diferentes y apropiados a cada caso. Además, un mismo
gen puede producir diferentes resultados según el tipo de célula que lo
contenga. Los genes que no se expresan simplemente permanecen inactivos.
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